La relación médico-paciente no puede ser vista como algo
aislado sino que opera dentro de un amplio contexto social.
Uno de los modelos propuestos para una mejor relación
medico-paciente es el modelo propuesto por Gallagher y Levinson donde se
propone un esquema de las influencias que afectarían a dicha interacción,
constituido por un círculo formado por un núcleo central y otro periférico.
Otros modelos son los siguientes:
ü Consenso de Kalamazoo
ü Modelo de tareas para la consulta de David Pendleton
ü Aproximación de las tres funciones de Steven Cohen Cole
ü Guía de observación de Calgary-Cambrigde
ü Los puntos de control de Roger Neighbour
ü El método clínico centrado en el paciente de Western
Ontario
ü El modelo CICAA
Cada uno de estos modelos tienen en común:
ü entender la perspectiva del paciente
ü compartir información
ü alcanzar acuerdos sobre los problemas y los planes
ü capacitar al paciente para manejar el problema y para que
elija la opción apropiada para cada problema
Esto no es lo único para una buena relación medico
paciente, porque tenemos que tomar en cuenta el rol que asume cada individuo.
Szazs y Hollende determinaron tres tipos de relación:
1. activo-pasiva (el médico tiene toda la autoridad)
2. consejo-cooperación (el médico es algo directivo y el
paciente coopera)
3. participación-mutua (colaboración activa entre médico y
paciente en la que los pacientes asumen más responsabilidades en su cuidado).
En 1992 Emanuel y Emanuel plantearon los tipos de
relación como: paternalista, deliberativa, interpretativa e informativa.
En los últimos años, hemos podido asistir a una
transformación desde un modelo de relación predominante biomédico,
paternalista, y centrado en la enfermedad, a la progresiva incorporación de un
modelo bio-psico-social, centrado en el paciente, donde se trata de atender las
necesidades de la persona y se incorporan estas últimas al proceso de la consulta.
Dicho modelo implica para el médico la consideración de cada paciente como un
ser único, una actitud de escucha activa abierta hacia la expresión de sus
sentimientos y una respuesta a sus miedos, percepciones y expectativas. La
comunicación centrada en el paciente, puede lograr que éste perciba que ha
encontrado puntos comunes con su médico, que sus molestias y preocupaciones han
sido evaluadas y que la experiencia de su enfermedad ha sido explorada.
Conclusión: la toma de decisiones compartida facilita el
ajuste entre la agenda del paciente y la agenda del profesional.
Tomar decisiones de forma compartida implica tener en
cuenta las expectativas del paciente (en ocasiones también de la familia),
proporcionar información actualizada según los últimos conocimientos,
identificar las incertidumbres, invitar al paciente a expresar su preferencia y
verificar que ha elegido la más adecuado para él.
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