martes, 13 de noviembre de 2012

La tecnologia como medio y no como fin



El desarrollo científico y tecnológico requiere de una honestidad intelectual para su perfeccionamiento, y esto hace más culto, espiritual y feliz al pueblo que la practica. Para lograrlo es necesario un diálogo constante entre ciencia, tecnología y sociedad. El desarrollo científico y tecnológico, por consiguiente, no sólo permite el desarrollo económico de una sociedad sino que también su desarrollo cultural. Estos dos polos de desarrollo económicocultural son los que le dan sentido al fomento de la ciencia y la tecnología. Para lo anterior es necesario que la sociedad entera esté al tanto, no sólo de lo que significa ciencia y tecnología, sino que también de los valores que implican su desarrollo; estos son o deberían serlo los valores del humanismo. El conocimiento tiene su sentido más profundo en la medida que sirve al hombre y no se sirve de él. El conocimiento por el conocimiento, o únicamente para adquirir poder, prestigio o dinero, es sólo “vanidad de vanidades”, y no es precisamente lo que hace más feliz a un pueblo. El conocimiento, sin los valores fundamentales del espíritu como son la solidaridad, la misericordia y el perdón, hacen de éste un ente vacío y deshumanizado. El desarrollo científico-tecnológico debe de ir de la mano con el desarrollo humanista. De un “humanismo integral” como diría Teilhard de Chardin. Es precisamente este humanismo integral lo que permite el desarrollo cultural equilibrado de un país. No es precisamente la farándula que campea en nuestros medios de comunicación, como la radio, televisión y prensa escrita, la que incrementará nuestra cultura y desarrollo espiritual. En Medicina es evidente lo que ha significado el avance de la tecnología. Su uso ha implicado un claro mejoramiento en el diagnóstico y tratamiento. El avance en nuevas técnicas de anestesia, el uso de recientes drogas, y la nueva instrumentación han permitido el surgimiento de nuevas técnicas quirúrgicas. Todo esto es sólo una muestra que explica, entre otras cosas, el mejoramiento de la sobrevida y calidad de vida de la población. El problema es que la tecnología a veces nos enceguece y tendemos a hacernos esclavos de ella. La tomamos como un fin y no como un medio. 

En Medicina esto es grave, ya que no sólo la encarece, a veces innecesariamente sino que, además, contribuye a la deshumanización de ella. La tecnología debiera permitir tener más tiempo libre, con lo cual se tendría más tiempo para el espíritu y la cultura. Esto es sano, y es a lo que debiera tender cualquier sociedad que pretenda ser más justa, solidaria y libre. Lamentablemente, no siempre es así. La velocidad de cambio tecnológico es de tal magnitud que, en la práctica, es imposible seguirlo. Si se toma la tecnología como un fin y no como un medio, cosa que lamentablemente es frecuente, siempre se va a estar a la zaga de ella. En vez de usar la tecnología para ser más libre y, por ende, disponer de más tiempo libre para el cultivo del espíritu se produce la paradoja que se tiene menos tiempo, ya que es imposible seguir ese cambio. La persona se hace esclavo de ella, se deshumaniza y, en definitiva, pierde su libertad. Cunde la visión utilitaria y pragmática de la vida dejando de lado el humanismo integral.


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